El Buen Trato en las relaciones, y
particularmente con niños y niñas pequeños (as), no es sólo la ausencia de
situaciones de maltrato. Es una buena señal que estos hechos no ocurran, sin
embargo, hablar de Buen Trato, invita a una reflexión mucho más profunda
respecto a cómo los adultos nos relacionamos con ellos/as cotidianamente en
nuestras familias, y fuera de ellas, en nuestras comunidades, e inclusive en
espacios públicos.
El Buen Trato, antes que todo, es una
forma particular de relación entre las personas, que se basa en un profundo
sentimiento de respeto y valoración hacia la dignidad del otro (a). El Buen
Trato se caracteriza por el uso de la empatía para entender y dar sentido a las
necesidades de los demás, la comunicación efectiva entre las personas a fin de
compartir genuinamente las necesidades, la resolución no violenta de
conflictos, y un adecuado ejercicio de la jerarquía y del poder en las
relaciones.
Si pensamos en el cuidado infantil,
el Buen Trato da cuenta de un modo distinto de relación entre los adultos,
niños y niñas, donde se pone al centro la satisfacción de sus necesidades de
cuidado y bienestar, de modo de asegurar el desarrollo de sus máximas
potencialidades en ambientes cariñosos, respetuosos y seguros afectivamente.
El Buen Trato se desarrolla, se
aprende y es un proceso que debe iniciarse en la primera infancia. Y uno de los
caminos claves para que los adultos cuidadores puedan desarrollar
comportamientos de buen trato es el adecuado ejercicio de la autoridad en la
crianza de niños y niñas.
Es importante saber que es posible
ejercer un estilo de disciplina basado en el uso de normas y límites que ayude
a niños y niñas a vivir en sociedad y, al mismo tiempo, respete su integridad
psicológica y emocional. Es necesario comprender por fin, que para educar no se
requiere un uso desmedido de la autoridad, sino un adecuado equilibrio entre la
firmeza para poder normar, y sobre todo el cariño de los padres, madres y/o
adultos para educar y criar desde el amor y el respeto.
El aprendizaje de Normas y Límites en
los primeros años de vida
Si pensamos en la necesidad del Buen
Trato en las relaciones entre los adultos y los niños y niñas, vemos que las
normas y los límites aportan enormemente a mejorar la convivencia y son
herramientas necesarias para resolver los conflictos que puedan presentarse en
la crianza.
Aceptar los límites y normas que
exige la sociedad no siempre es una tarea fácil. Pero ¿qué pasaría si los
límites y normas no existieran? La respuesta es clara: vivir en comunidad sería
un tremendo caos.
Si para los adultos resulta difícil
respetar las normas como cruzar con luz verde o dar el asiento a personas
discapacitadas físicamente, es necesario tener en cuenta que para los niños y
niñas puede ser aún más difícil debido a características propias de la etapa
vital que viven: la existencia de un pensamiento egocéntrico: “yo primero, yo
segundo, yo tercero…” y la necesidad de gratificación inmediata que se
observa en el deseo de conseguir lo que desean “aquí y ahora”: “¡quiero el
dulce ya!”.
Los niños y niñas, como todas las
personas, son amantes de la libertad y por ello, “quisieran hacer siempre lo
que quieren”. Pero cuando hacer lo que quieren puede hacerles daño a ellos
mismos o a otros, es necesario que los adultos intervengan, y una forma de
hacerlo constructivamente es a través de la enseñanza adecuada de normas y
límites. En la medida que niños y niñas las conozcan e internalicen
tempranamente, les será más fácil desenvolverse socialmente en el jardín, en su
hogar y en su comunidad. Incluso, para niños y niñas pequeños las normas y
límites son una necesidad de desarrollo y es deber de los adultos responsables
satisfacerlas, con la finalidad de que puedan convivir adecuadamente en
sociedad.
¿Cuáles son las normas más
importantes en los primeros años de vida?
Las normas más importantes en la
primera infancia, de 0 a 6 años de edad, se relacionan con la hora de
levantarse y acostarse, los horarios de comida, la formación de hábitos, el
tiempo que se dedica a la televisión, los programas que ve, las obligaciones de
cada uno y los permisos.
¿Cómo poner en práctica un estilo de
disciplina Bien Tratante?
§ La recomendación más importante para padres,
madres, educadores y/o cuidadores es mantener el autocontrol emocional al
momento de disciplinar o corregir un comportamiento. La rabia del adulto
impedirá una experiencia positiva de aprendizaje para el niño (a). Mantener la
paciencia es vital.
§ Es importante comunicar al niño (a) por qué son
importantes las normas: para sentirse mejor, tener amigos (as), aprender a
cuidarse, jugar y pasarlo bien, etc.
§ Frente a una situación de conflicto, se recomienda
evitar desgastarse en largas explicaciones que intenten convencer al niño o
niña. Bajo estas circunstancias se corre el riesgo de perder autoridad, a la
vez que uno se expone a perder la paciencia y también el control.
§ La conversación ocasional sobre temas relacionados
con la disciplina, por ejemplo “por qué no es bueno ver más de una hora de
televisión al día”, puede ser hecha en momentos tranquilos y de calma, de modo
que el niño esté de buen ánimo y dispuesto a comprender razones.
§ Explicar razones cuando un niño (a) está enojado
puede ser incluso contraproducente. Posiblemente el niño (a) no esté escuchando
los mensajes del adulto.
§ Es necesario comenzar poco a poco, haciendo un
trato con los temas fundamentales. Para estar seguro/a que el niño o niña ha
comprendido lo que se espera de él, es bueno preguntarle en forma de juego “a
ver si te expliqué bien ¿cuál es nuestro trato?”
§ Intentar cumplir los acuerdos lo más rigurosamente
posible. Por ejemplo, si acordaron que la hora de dormir es a las 9:00 hrs, y
el niño/a no desea hacerlo, de manera tranquila y serena los padres u otros
adultos cuidadores deben insistir, aunque el niño(a) reclame.
Ser papá, mamá o adulto responsable
del cuidado y crianza es sin duda una tarea maravillosa, pero al mismo tiempo
puede resultar difícil y agotadora. Lo importante es que en los momentos de
tensión los adultos logren controlarse emocionalmente y piensen que siempre
será mejor evitar el maltrato y desarrollar comportamientos bien tratantes a
través del cariño y uso apropiado de las normas y límites, si lo que realmente
desean es criar y cuidar a niños y niñas más felices.
(Fuente: http://www.crececontigo.gob.cl/)